El ritual del café en la barra, el placer del desayuno con una brioche recién horneada o, en cualquier momento del año, una rebanada de Panettone, la delicia de un almuerzo refinado. Y aún más, la delicadeza de un té por la tarde y el capricho de un vaso de Covino para el aperitivo, acompañado de una propuesta del Chef. Pausas perfectas en un lugar elegante donde el huésped está rodeado de atenciones especiales y de nuestros Maestros, al servicio del Arte de la Mesa.